Las proteínas cumplen funciones de construcción y regeneración de los tejidos. Forman parte, entre otros, de hormonas como la insulina, o de enzimas cuya función es la digestión de los nutrientes. En determinadas ocasiones el organismo también las puede emplear como fuente de energía (4 Kcal por gramo de proteína).
Las proteínas están formadas por una cadena de aminoácidos como si se tratase de las perlas de un collar. Existen 20 tipos de aminoácidos diferentes de los cuales 9 se denominan aminoácidos esenciales. Nuestro organismo no tiene capacidad de sintetizarlos y por tanto deben ser aportados a través de la dieta.
La calidad de la proteína de nuestra dieta debe ser alta, es decir, debe contener todos los aminoácidos que nuestro cuerpo necesita. La presencia de las proteínas en los alimentos es diversa: carnes, pescados, marisco, huevos, lácteos y derivados, legumbres, cereales, frutos secos...
La principal diferencia entre las proteínas de origen animal y las proteínas de origen vegetal es su valor biológico (la cantidad de aminoácidos esenciales que contiene) siendo de mayor calidad las que provienen de los alimentos de origen animal. Aunque, puedes mejorar la calidad de las proteínas de origen vegetal si a lo largo del día consumes legumbres, cereales y/o frutos secos.
Son abundantes en: ternera, pollo, merluza y rape.