La vitamina A es una vitamina liposoluble, es decir, que se encuentra junto a las grasas de los alimentos. Se puede encontrar en los productos de origen animal en forma de retinol (yema de huevo, hígado, mantequilla...), o en los vegetales en forma de betacaroteno o luteína (zanahoria, espinaca, acelga...). Una vez ingeridos se transformarán en vitamina A en nuestro cuerpo y podrá llevar a cabo sus funciones. La vitamina A participa en el mantenimiento de la visión, la piel y las mucosas, y además contribuye al correcto funcionamiento del sistema inmune. Los precursores de la vitamina A (carotenos) tienen también un papel antioxidante, es decir, protector del organismo de las agresiones causadas por los radicales libres (sustancias tóxicas).
Son abundantes en: zanahoria, mantequilla y espinacas.
Pueden ayudarte en caso de: visión, piel y sistema inmune.