Los radicales libres son sustancias reactivas que dañan las estructuras de moléculas del organismo como el ADN, las proteínas y los lípidos circulantes, entre otras. Este hecho hace que se aceleren procesos fisiopatológicos como enfermedades cardiovasculares, degenerativas, incluso de cáncer, y también se asocia con una aceleración del envejecimiento. Para evitar dichas alteraciones las sustancias antioxidantes actúan sobre los radicales libres neutralizando su acción, convirtiéndose en una sustancia no agresiva para el organismo. Para potenciar un buen funcionamiento de los sistemas antioxidantes, la dieta ejerce un papel fundamental. Estas son principalmente la vitamina E, vitamina C, beta-carotenos, oligoelementos como el zinc, selenio y los flavonoides. El consumo diario de frutas y verduras así como una dieta variada, rica en cereales integrales, legumbres y frutos secos, asegura un aporte adecuado de antioxidantes sin la necesidad de acudir a suplementos.
Son abundantes en: naranja, tomate y aceite de oliva.
Pueden ayudarte en caso de: colesterol y triglicéridos.