Los huevos destacan por el alto valor biológico de sus proteínas. Éstas están formadas por aminoácidos esenciales que son aquellos que el organismo no puede fabricar y necesita incorporar a partir de los alimentos. Los huevos pueden proceder de diversas aves, pero los más utilizados en la alimentación humana son los de gallina.
Su tamaño medio, con cáscara, es de unos 60 gramos y está formado por tres partes: cáscara (10%), clara (60%) y yema (30%). La cáscara actúa de aislante, la clara está formada principalmente por agua (88%) y proteínas (ovoalbúmina), y la yema contiene los ácidos grasos y el colesterol.
El huevo no contiene hidratos de carbono. Destaca el fósforo, zinc, selenio y hierro no hemo (no biodisponible). Encontramos también vitamina A, E, D, riboflavina, biotina, ácido fólico y B12. Con respecto al colesterol, su contenido es elevado pero el huevo tiene sustancias que no permiten la entrada total de su colesterol en el ser humano. Por eso, se recomienda un consumo semanal de 3 a 4 raciones que permite consumir un huevo al día siempre y cuando el conjunto de la dieta siga unos patrones de alimentación saludable. Lo ideal es acompañar los huevos con hortalizas o consumirlos junto a un cereal integral (arroz o pasta integral) o una legumbre (lentejas, garbanzos, guisantes, etc.).
Pueden ayudarte en caso de: mantenimiento de los tejidos corporales, inmunidad.