Dentro de los lácteos encontramos dos grupos: los productos lácteos como la leche y los yogures y, los derivados lácteos como es el caso de los quesos. Los lácteos son fuente de calcio, es su nutriente característico, y debido a que la composición nutricional entre ambos grupos es similar, se pueden sustituir unos por otros. Para ello se utilizan equivalencias que tienen en cuenta el contenido en calcio de los alimentos. Por ejemplo, beberse 1 vaso de leche sería igual a comerse 2 yogures. Existen otros derivados lácteos (se elaboran a partir de leche) como la mantequilla o la nata que no se consideran como tal debido a que no es posible su equivalencia en calcio. Se consideran grasas. Las recomendaciones nutricionales señalan que se deberían de consumir de 2 a 4 raciones de lácteos al día según la edad y el estado fisiológico de la persona. Algunos lácteos, como es el caso de los yogures, son probióticos (actúan positivamente sobre la flora bacteriana intestinal). Existe una amplia variedad de lácteos para todos los gustos y necesidades.
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