En nuestro planeta hay muchos recursos naturales que hacen posible la vida en él. Pero algunos de ellos son limitados y susceptibles de agotarse. El desarrollo sostenible es aquel desarrollo social y económico capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y capacidades de las generaciones futuras.
Aprendamos de la naturaleza: desarrollo sostenible, agricultura y recursos
Uno de los pilares del desarrollo sostenible es la agricultura. Es una actividad que depende mucho de los recursos naturales. Por ejemplo, a nivel mundial la producción agrícola utiliza el 70% del agua dulce que se extrae en todo el planeta.
Practicar una agricultura sostenible frente a una intensiva, que se preocupa por la producción sin tener en cuenta el impacto sobre el entorno, es imprescindible para garantizar la preservación de los recursos y del medio ambiente.
La agricultura sostenible nace como una respuesta a la necesidad de la sociedad actual de desarrollar sistemas alternativos a formas de producción agresivas con el medio ambiente que, además, garanticen el bienestar de las comunidades productoras.
El objetivo de una agricultura sostenible es satisfacer las necesidades humanas de alimentación saludable mediante la preservación de los recursos naturales, el uso eficiente de los recursos agrícolas y de las fuentes de energía, la adaptación a los ciclos naturales biológicos y el desarrollo económico y rural y la calidad de vida de los agricultores.
Medio ambiente y desarrollo sostenible son dos conceptos, por tanto, que van intrínsecamente unidos. La conservación del primero es imposible sin el segundo. Solo garantizando la sostenibilidad ecológica, es decir, el equilibrio entre las diferentes especies que habitamos el planeta y los recursos naturales, podremos garantizar la vida de las generaciones que nos sucederán.
La agricultura ecológica es uno de los ejemplos de desarrollos sostenibles que ya se están llevando a cabo para conseguir la sostenibilidad ecológica en nuestro planeta. Otros ejemplos son el aprovechamiento del agua de lluvia, el uso de energías renovables solar, eólica o el reciclaje de basura inorgánica.
La agricultura ecológica se basa en la optimización del uso de los recursos naturales sin emplear productos químicos ni modificados genéticamente. Frente a la agricultura insostenible o intensiva, la agricultura ecológica vela por la protección de los suelos, de las fuentes de agua y de los recursos del entorno, al tiempo que contribuye a incrementar la fertilidad de los suelos y disminuir los gases de efecto invernadero.
En EKO también nos implicamos en la defensa de un desarrollo sostenible y con EKO Natural podrás saborear una buena taza de cereales de cultivo 100% ecológico.
El 70% de la producción agrícola mundial proviene de pequeños agricultores. A pesar de ello, 3 de cada 4 personas que pasan hambre en el mundo viven en el campo. Un desarrollo rural sostenible debe garantizar la seguridad alimentaria de los agricultores y sus familias.
Solo un desarrollo sostenible o sustentable, que se ocupa a la vez de los recursos y los aspectos sociales y económicos, puede preservar la biodiversidad y garantizar el derecho a una alimentación sana y adecuada de las comunidades agrícolas, así como medios suficientes de sustento para todas las partes implicadas en la cadena de producción.
Los recursos naturales, para que sean recursos sostenibles, deben explotarse a un ritmo inferior al de su regeneración. La calidad de vida de los seres humanos se ha de lograr respetando el medio natural y no actuando en su detrimento. Por ello EKO Natural apuesta por elaborar sus productos con achicoria y cereales 100% ecológicos.
Para mantener el equilibrio entre necesidades humanas y preservación del medio se deben adoptar numerosas medidas, tanto a nivel institucional como individual.
Entre las medidas para el desarrollo sostenible que podemos hacer cada uno de nosotros hay algunas tan sencillas como comprar productos de temporada, ecológicos y de quilómetro cero, siempre que sea posible.
Según datos de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la actividad agrícola es responsable del 20% de los gases de efecto invernadero del planeta.
Con una acción tan simple como comprar productos de temporada, ecológicos y de cercanía, contribuimos a respetar los ciclos de producción agrícola y a reducir el nivel de gases de efecto invernadero, ya que los productos deben hacer muchos menos quilómetros desde el campo hasta llegar a nuestra mesa.
La agricultura sostenible es una de las principales herramientas para hacer frente al hambre y al cambio climático. Cuando hablamos de qué es la agricultura sostenible, nos referimos a aquella que es respetuosa con el medio ambiente, que es rentable y que, además, genera unas buenas condiciones laborales.
Estas tres condiciones deben producirse unidas para que podamos hablar de ecología sostenible.
En la actual situación de cambio climático la única agricultura viable es la que se basa en el uso responsable de la energía y los recursos naturales, el mantenimiento de la biodiversidad, la conservación de los equilibrios ecológicos regionales, la mejora de la fertilidad del suelo y el mantenimiento de la calidad del agua.