La fibra no está considerada un nutriente como tal, ya que prácticamente no puede ser digerida ni absorbida por nuestro intestino. Aun así, la fibra resulta indispensable para el organismo. La obtenemos a partir de alimentos de origen vegetal como las frutas, las verduras, las legumbres y los cereales. Una vez ingerida, la fibra llega hasta el último tramo del intestino dónde es parcialmente fermentada (especialmente la fibra soluble), por la flora intestinal. Como resultado de este proceso de fermentación se liberan sustancias con efectos saludables para el organismo.
Fructooligosacáridos, una fibra especial
Los fructooligosacáridos son un tipo de fibra soluble que contienen fructosa y que se encuentran de forma natural en algunas frutas y verduras. Son considerados como una sustancia prebiótica, debido a sus propiedades beneficiosas tanto para la salud intestinal como a nivel inmunológico.
Los fructooligosacáridos, que generalmente provienen de la inulina y que están presentes de forma natural en distintas clases de vegetales, tienen la capacidad de modificar la composición de nuestra flora intestinal y por este motivo son considerados como prebióticos.
En nuestro colon encontramos más de 200 especies de bacterias “beneficiosas” que se encargan de fermentar la fibra y de mejorar nuestro tránsito intestinal. Estas bacterias intestinales forman una barrera protectora: nos protegen frente a la llegada de otras bacterias que pueden resultar "peligrosas", evitando que se instalen en nuestro intestino. Esta barrera protectora está formada por la flora intestinal.
Cuando ingerimos fructooligosacáridos, estos sirven de alimento para las bacterias que forman parte de nuestra flora intestinal como, por ejemplo, de los “lactobacilos” y las “bifidobacterias”, lo que estimula su crecimiento y aumenta, de este modo, la efectividad de esta barrera bacteriana protectora.
Tal y como se ha mencionado, los fructooligosacáridos estimulan el crecimiento de las bacterias de nuestra flora intestinal, las cuales no solamente influyen en la salud digestiva, sino que también ejercen funciones sobre el sistema inmunitario: frente a la llegada de bacterias intrusas que pueden provocarnos alteraciones digestivas como la diarrea, se comunican con el sistema inmunitario que responde liberando anticuerpos y las bacterias intrusas son eliminadas.
Los fructooligosacáridos son un tipo de fibra y, como tal, su consumo puede ayudarte a evitar la aparición de alteraciones digestivas como el estreñimiento.
Los fructooligosacáridos los puedes obtener sobre todo de alimentos como el plátano, el tomate, el espárrago, el ajo, la cebolla, el puerro, la alcachofa y la raíz de achicoria.