La vitamina D es una vitamina liposoluble, es decir, se encuentra en las partes grasas de los alimentos. La vitamina D se forma a partir de dos precursores presentes en los alimentos (la vitamina D2 o ergocalciferol y la vitamina D3 o colecalciferol) y al exponer la piel al sol se transforman en vitamina D. La principal función de la vitamina D en el organismo es mantener unos niveles correctos de calcio, mejorando la absorción de este mineral de los alimentos o disminuyendo su pérdida a través de la orina. La vitamina D ayuda en la formación de huesos y dientes, mantiene la actividad del corazón, el sistema nervioso y, tiene un papel relevante en la modulación de la respuesta inmune. En general el contenido de vitamina D es escaso en los alimentos, por eso tiene tanta importancia la exposición solar. Los alimentos que contienen vitamina D que se consumen en mayor cantidad son: huevos, queso, leche y mantequilla. También encontramos vitamina D en la carne y el pescado. El cuerpo almacena grandes cantidades de vitamina D en la grasa y en el hígado. Esta reserva es importante en mujeres embarazadas.
Son abundantes en: atún fresco.
Pueden ayudarte en caso de: embarazo, menopausia, primera infancia y osteoporosis.