Los hidratos de carbono complejos se encuentran principalmente en cereales y derivados como el pan, la pasta, las harinas, las legumbres, las semillas, el arroz y los tubérculos. Deben formar parte de la base de una alimentación variada y equilibrada convirtiéndose en nuestra principal fuente de energía. Se aconseja tomar alimentos ricos en hidratos de carbono en las tres comidas principales (desayuno, comida y cena) con el fin de distribuir mejor el flujo de energía. La cantidad exacta que se requiere varía mucho en función de cada persona, edad, sexo, o nivel de actividad física, entre otras variantes, aunque, en cualquier caso, debería representar entre el 45-60% del total energético diario. El consumo de cantidades adecuadas de hidratos de carbono complejos contribuye a reducir el consumo de grasas, lo cual es recomendable ya que el exceso de lípidos de la dieta se relaciona con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.
Son abundantes en: arroz y lentejas.
Pueden ayudarte en caso de: mantener una dieta equilibrada.