Los minerales son micronutrientes, ya que no aportan energía pero son necesarios para regular el metabolismo y diversas reacciones químicas. Sin ellos no tendrían lugar los procesos de crecimiento y obtención de energía de los alimentos, entre otras muchas funciones.
Se pueden clasificar en tres grupos: macroelementos (como el calcio, el fósforo o el magnesio, están y se necesitan en el organismo en grandes cantidades), oligoelementos (como el hierro, el zinc o el selenio, están y se necesitan en el organismo en pequeñas cantidades) y electrolitos (como el sodio y el potasio, que regulan los líquidos corporales). Las necesidades de estos minerales varían según la edad y la etapa de la vida, pero en general son mayores en etapas de rápido crecimiento como en la adolescencia y embarazo.
Una dieta siguiendo el modelo de la alimentación Mediterránea, rica en alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, legumbres, frutos secos) y de origen animal (carne, pescado, marisco) es suficiente para cubrir las necesidades de minerales que necesita nuestro organismo.
Son abundantes en: leche, almendras, garbanzos y ternera.