Grasas

¿Qué diferencia hay entre las grasas líquidas y las sólidas?

¡Las grasas no son tan malas como piensas!

Las grasas, al igual que los hidratos de carbono y las proteínas, son imprescindibles para el organismo. Cuando se habla de grasas se piensa en algo dañino o poco saludable, pero en realidad, todo es cuestión de cantidad y de calidad. El punto importante a tener en cuenta cuando se habla de grasas es la cantidad total y el tipo de grasas que ingerimos con la dieta. Existen grasas que, consumidas con moderación, pueden resultar beneficiosas para nuestra salud cardiovascular, como las grasas insaturadas, que encontramos en alimentos como el pescado, los frutos secos o el aceite de oliva y otros aceites de semillas. 

¿Por qué hay grasas líquidas y grasas sólidas?

Las grasas se encuentran de forma natural en muchos  alimentos (carnes, pescados, frutos secos y semillas, leche, nata, etc.) algunas veces de forma líquida y otras de forma sólida según su origen. Pueden ser líquidas a temperatura ambiente, como en el caso del aceite, o bien sólidas, como la mantequilla. Esta variación se debe a sus propiedades químicas. Las grasas insaturadas suelen ser líquidas a temperatura ambiente, mientras que las grasas saturadas suelen ser sólidas.

Diferencia entre las grasas líquidas y las sólidas

Por regla general, las grasas líquidas son las insaturadas y las más beneficiosas para la salud porque ayudan a mantener el colesterol a raya. Las grasas líquidas son las que deben predominar en nuestra alimentación (aceites vegetales, frutos secos y pescados). Las grasas sólidas, como la mantequilla o las grasas de los animales, suelen ser ricas en grasas saturadas y si se toman en exceso pueden aumentar el colesterol en sangre, por esta razón debemos moderar su consumo. La margarina es una grasa de origen vegetal pero sólida. Esta excepción se debe a que se ha sometido a una técnica industrial (hidrogenación o  interesterificación) para convertir una grasa líquida en sólida. Este proceso crea un cambio en la estructura química de la grasa, que hace que se comporte casi igual que una grasa sólida (mantequilla).

Es importante tener en cuenta que, en algún caso, pueden aparecer grasas “trans” que, al igual que las saturadas pueden aumentar el colesterol en sangre.