La sal de mesa es el nombre popular que se utiliza para referirse al cloruro de sodio (NaCl), cada 2.5 g de este ingrediente aporta 1 gramo de sodio. Tradicionalmente, la sal es el condimento por excelencia, por un lado, intensifica y reduce algunos sabores en las preparaciones y, por otro lado, se utiliza como conservantes en salazones y algunos encurtidos.
La sal no aporta energía, únicamente sodio y cloro que se encargan de regular, principalmente, la tensión arterial.
Se recomienda que los adultos consuman menos de 5 gramos de sal al día, sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las personas consumen demasiada sal, de 9 a 12 gramos por día en promedio, es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada.
Hay que tener en cuenta que encontramos sodio presente naturalmente en algunos alimentos, pero también en la sal de mesa que añadimos a los alimentos, y los productos preparados como los embutidos, enlatados, conservas, snacks y platos precocinados.
Existen diferentes variedades y, aunque nutricionalmente todas aportan sodio, las diferentes texturas y características organolépticas pueden ser interesantes en la gastronomía. Algunas de las variedades más comunes son:
- Sal gorda
- Sal de roca
- Sal fina
- Sal marina
- Sal refinada
- Sal yodada
- Sal aromatizada
Pueden ayudarte en caso de: hipotensión, equilibrio de fluidos en el organismo, contracción muscular y actividad física.