La comida sostenible va más allá de simplemente elegir productos orgánicos. Implica adoptar prácticas que minimicen el impacto ambiental, apoyen la agricultura local y promuevan el bienestar animal. Es una filosofía que reconoce la interconexión entre nuestras elecciones cuando hacemos la compra en el supermercado y el mundo que nos rodea. Desde la producción hasta la mesa, cada paso cuenta.
¿Qué es la comida sostenible y en qué consiste exactamente? ¡Te lo contamos!
1. Consumo local y de temporada: Volver a la frutería del barrio de toda la vida o a cooperativas agrícolas de la zona. Parece obvio, pero realmente contribuye enormemente a que consumas alimentos producidos localmente, apoyando a los agricultores de tu región. Además, con este simple cambio reducirás la huella de carbono al disminuir la distancia que recorren los alimentos desde la granja hasta tu plato. ¡Y no nos podemos olvidar de la calidad! Al elegir productos de temporada tienes garantizada la frescura y el sabor más óptimo.
2. Reducción del desperdicio alimentario: Para comer de forma sostenible debes poner foco en el desperdicio alimentario. Planificar las comidas, almacenar adecuadamente los alimentos y aprovechar las sobras son prácticas clave para reducir la cantidad de comida en buen estado que termina en la basura.
3. Elige alimentos sostenibles: Optar por alimentos cultivados de manera sostenible, como granos enteros, frutas, verduras y proteínas vegetales, contribuye a la preservación de los recursos naturales y la biodiversidad. Además, la alimentación sostenible rica en alimentos de origen vegetal fomenta la reducción del consumo de carne y la exploración de alternativas más amigables con el medio ambiente.
4. Bienestar animal
La preocupación por el trato ético a los animales es un pilar de la comida sostenible. Optar por productos de origen animal que provengan de granjas con prácticas éticas es una manera de contribuir al bienestar animal y promover sistemas alimentarios más humanos.
· Compra en mercados locales: Visitar mercados de agricultores locales no solo te da el acceso a productos más frescos, sino que también apoya a los agricultores de tu zona, fortaleciendo la economía local.
· Menús basados en vegetales: Reducir el consumo de carne y centrarse en una dieta basada en vegetales es una elección sostenible. Incorporar más frutas, verduras, legumbres y granos enteros en tus comidas es beneficioso tanto para tu salud como para el medio ambiente.
· Gestión inteligente de las sobras: Transformar las sobras en nuevas comidas es una práctica sostenible y ¡creativa! Al aprovechar al máximo cada ingrediente, reducimos el desperdicio y promovemos una forma más consciente de cocinar.
· Productos con certificación sostenible: Cunado vayas al supermercado fíjate en las certificaciones como Rainforest Alliance o Fair Trade, es una manera de asegurarte de que estás apoyando prácticas agrícolas y comerciales sostenibles.
La relación entre la comida sostenible y la salud son piezas importantes en la construcción de un estilo de vida equilibrado y respetuoso con el medio ambiente.
El impacto global de la alimentación sostenible es mucho más que la composición del plato que se sirve en la mesa. Cuando pensamos en productos como las legumbres, las verduras o la carne, hablamos del último eslabón en una cadena de acciones que deja una huella medioambiental significativa y que agota recursos limitados.
¿Sabías que la producción de alimentos consume el 48% de los recursos naturales y el 70% del agua dulce? Este hecho contribuye de manera considerable a la deforestación y la pérdida de biodiversidad, según advierte la FAO en un informe. Estos datos subrayan un desafío monumental: alimentar a una población de 7.500 millones de personas, que se espera supere los 9.600 millones para el año 2050. El documento concluye que el modelo de producción actual no es sostenible y, de persistir, requerirá recursos equivalentes a casi tres planetas.