El mundo de la alimentación saludable comprende una gran cantidad de conceptos interesantes. Y es que los alimentos contienen compuestos con interesantes funciones para nuestro organismo. Seguramente hemos oído hablar de fibra, vitaminas, minerales y sus diferentes efectos beneficiosos para nuestra salud. Y dentro de esta larga lista de componentes interesantes para nuestra salud, encontramos los probióticos y los prebióticos. Pero ¿qué son los alimentos prebióticos? ¿Cuál es la diferencia entre probióticos y prebióticos? ¿Cuáles son los alimentos probióticos y prebióticos? ¿Son los probióticos naturales? En el siguiente artículo te contamos qué son estos microorganismos, los beneficios de los probióticos y prebióticos y los alimentos que los contienen.
Probióticos y prebióticos, alimentos funcionales que aportan beneficios para la salud
Ya hemos dicho que los probióticos y los prebióticos no son lo mismo, pero, aunque son compuestos diferentes, están estrechamente relacionados entre sí.
Probióticos
La palabra probiótico apareció por primera vez en 1965, de la mano de dos científicos, Daniel M. Lilly y Rosalie H. Stillwell. La palabra probiótico tiene su origen en el griego y significa “pro-vida”. La definición actualmente aceptada, consensuada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP), va un poco más allá. Define a los probióticos como microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, tienen un efecto positivo en la salud de la persona que los toma.
Prebióticos
Por otro lado, los prebióticos son un tipo de sustancias presentes en la dieta, no digeribles por el intestino, que sirven de alimento para los microorganismos autóctonos de nuestra microbiota. Así, estimulan su crecimiento y la actividad. En su definición científica, consensuada por ISAPP, un prebiótico es un sustrato que se utiliza selectivamente por los microorganismos del huésped (el individuo) confiriendo un beneficio para la salud.
Ya hemos comentado que los probióticos son microorganismos que podemos tomar (en forma de cápsula, por ejemplo) y van a tener un efecto positivo en nuestra salud. Estos microorganismos van a colonizar nuestro tracto gastrointestinal, y se van a sumar a la microbiota que ya tengamos, mejorando su composición o equilibrándola (la conocida “flora intestinal”). Por su parte, los prebióticos van a “alimentar” a la microbiota beneficiosa, favoreciendo su crecimiento en detrimento de otros microorganismos menos beneficiosos.
Como hemos visto, hay una gran relación entre los prebióticos, los probióticos y la flora intestinal. Entonces, ¿existe relación entre los probióticos y el estreñimiento? Los primeros nos ayudarán a mantener un buen equilibrio en nuestra flora intestinal, el cual es necesario para evitar problemáticas como el estreñimiento o la diarrea. Pero actualmente no podemos afirmarlo con toda la certeza. En cambio, sí está comúnmente aceptado que algunas cepas probióticas ayudan a reponer la flora o microbiota intestinal tras diarreas causadas por tratamientos con antibióticos, o en el caso de rotavirus. En estos casos, la superficie interna del intestino queda desierta, y administrar probióticos es una buena estrategia para recolonizar el intestino rápidamente.
¿Y si hablamos de alimentos con probióticos? Tal vez el más conocido como probiótico sea el yogur. Este alimento milenario se ha visto acompañado desde los comienzos de su consumo de propiedades beneficiosas para el organismo. En este alimento fermentado encontramos una bacteria láctica, el Lactobacillus bulgaricus, por lo tanto, yogur y probióticos son palabras que van de la mano. El kéfir también es otro ejemplo de alimento que contiene probióticos. Entre sus interesantes funciones, estos cultivos vivos presentes en el yogur o de la leche fermentada mejoran la digestión de la lactosa del producto en las personas con problemas para digerirla.
Otros alimentos que pueden contener probióticos, según la ISAPP, son los alimentos fermentados que conservan microorganismos vivos. Para considerarse propiamente “probióticos” además, deberían demostrar un beneficio más allá de sus nutrientes relacionado con una cepa concreta y bien caracterizada de microorganismos. Además del yogur y el kéfir, algunos quesos, el miso, tempeh, vegetales fermentados no cocinados (que no se hayan sometido posteriormente a pasteurización) y algunas kombuchas son alimentos que contienen microorganismos vivos, y que potencialmente podrían tener un efecto probiótico.
Los beneficios de los prebióticos
Por su parte, entre las sustancias alimentarias que se consideran prebióticos, encontramos a la inulina, a través de la cual se obtienen los fructooligosacáridos (FOS). Podemos considerar alimentos prebióticos, o mejor dicho, que contienen compuestos prebióticos, las frutas y verduras, los cereales, las legumbres o los frutos secos. Aunque actualmente también se añaden estas sustancias a los alimentos para enriquecerlos. La inulina presente en la achicoria contribuye en la regulación de nuestro tránsito intestinal, ya que aumenta la frecuencia las deposiciones. Otro prebiótico interesante es la lactulosa, que nos ayuda a acelerar el tránsito intestinal. Descubre más sobre este tipo de fibra especial en nuestro artículo dedicado a los fructooligosacáridos.
Desde el momento de la gestación y hasta los 2 primeros años de vida, la nutrición juega un papel clave en el desarrollo del bebé. Es lo que se conoce como los primeros 1000 días. Dentro de este periodo empieza a formarse la microbiota intestinal, que regula la respuesta inmune del organismo además de regular la función intestinal. Sobre ella impactan tanto la nutrición de la madre durante la gestación como la lactancia materna y/o las fórmulas infantiles tras el nacimiento. Pero estos alimentos, ¿contienen probióticos y prebióticos?
Oligosacáridos (HMOs): los prebióticos de la leche materna
La flora intestinal de un recién nacido se ve expuesta a diferentes bacterias desde el momento del nacimiento. Los bebés desarrollan su flora intestinal al igual que el resto de su organismo al crecer, y su alimentación tiene una influencia sobre ella. Además, la leche materna contiene probióticos, como bifidobacterias y lactobacilos, bacterias beneficiosas que también influyen en el desarrollo de la microbiota.
Su presencia en fórmulas infantiles
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y de forma complementaria con otros alimentos hasta los 2 años o más. Sin embargo, en los casos donde no es posible la lactancia materna, encontramos los preparados para lactantes: las leches de inicio que cubren desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad y leches de continuación, que se usan a partir de los 6 meses. Los avances científicos han permitido que hoy día las fórmulas infantiles incorporen oligosacáridos (HMOs, prebióticos) y bifidobacterias y lactobacilos (probióticos) en su composición. En ellas podemos encontrar prebióticos como los oligosacáridos (HMOs) y probióticos (bifidobacterias y lactobacilos). Recuerda pedir consejo de profesionales de la salud o del pediatra a la hora de elegir una leche de fórmula.
Como ves, los probióticos y prebióticos tienen interesantes funciones y podemos encontrarlos en diferentes alimentos presentes en nuestra alimentación. Esperamos que este artículo te haya ayudado a entender mejor qué son estos dos términos tan presentes en la alimentación actual y qué importancia tienen para nuestra salud.
El uso de antibióticos puede dañar la flora intestinal y consumir alimentos con probióticos y prebióticos ayuda a su rápida recuperación